sábado 13 de marzo

Estaba con dos personas menores conocidas (podrían ser mis hermanos hace algunos años) y queríamos encontrar algo escondido en dos habitaciones. Dentro de cada una de ellas había una cama que abarcaba casi todo el espacio. Y debajo de una de esas camas yo sabía que había un perro muerto. Entonces iba con la cosa roja enorme que nos había mandando (podía ser un cangrejo) a buscar eso (que podía ser el perro) para decirle que había un perro muerto debajo de la cama. (…) Luego yo estaba caminando por una rampa ascendente y como todo era muy morado, yo estaba segura de que estaba en Egipto. Había mucha gente subiendo la rampa y la gente que bajaba (que podía no ser gente) nos atacaba. Yo me defendía con golpes y patadas pero sentía que tenía mucho tiempo sin entrenar y era muy torpe. Decidí escapar pero ya estaba en la parte más alta de la rampa en donde había sillas puestas como para escuchar una ponencia. Me senté a lado de una amiga de la prepa que me sugirió que fingiera ser uno de ellos. Entonces para aparentarlo tomé un vaso de plástico y mi amiga me sirvió una masa amarilla pálida y granulosa que era como arena mojada o como miel cristalizada. Dejé la mitad de la masa en mi vaso y la mitad en mi mano derechea, como lo hacían todos. Luego nos dijeron que teníamos que sacarle los ojos a unos borregos. Yo pensaba que me escaparía de ese lugar que ya no era una ponencia ahora era como las fotos que subí a facebook de huehuecoyotl. Entonces anduve por los cerros y los campos de huehue y recordé un mensaje que le había dejado en el muro a un amigo y que no me había respondido. Entonces yo me enojaba recordando y caminaba por huehue hasta encontrarme con él, que venía con su novia y nos sonreímos al reconocernos y luego llegué a la rotonda del Ángel de la Independencia en donde un montón de borregos corrían asustados alrededor de él. No tenían ojos y sus parpados se cerraban en asteriscos que parecían de aceitunas deshuesadas.

capacidad textual del sueño: baja.

viernes 12 de marzo

(fragmento)
Yo era mi hermana y me había lanzado en paracaídas. Tenía que soltarme de las correas que me sujetaban a él porque pronto comenzaría a subir y a subir y no volvería a bajar. Pero había mucha niebla y no podía saber qué tan lejos estaba del suelo. “me suelto o no me suelto, me suelto o no me suelto” me pregunto mirando la niebla debajo de mis tennis y luego pienso que nunca me atreveré a soltarme y que el paracaídas comenzará a subir y entonces no habrá ninguna posibilidad de salvarse.

28 febrero 2010

(fragmento)
Entonces cargué a Rorty y la puse sobre el colchón azul. Vi que se retorcía y que maullaba muy raro. Pensé que tal vez era porque estaba a punto de parir. La gata se echó de lado y los gatitos empezaron a nacer. Recordé que los gatos tienen muchos hijos pero que no todos sobreviven. La cabeza del gatito rayado que estaba naciendo rodó entre los cojines. Era la única parte del gato que se había formado. Luego otro gato comenzó a nacer pero también era solamente una cabeza. El tercer gato sí estaba completo. Así fueron naciendo otras cabezas de gato y otros gatos. Al final había tres gatos completos: una gata y dos gatos. Los acomodé entre los cojines y tiré las cabezas a la composta. Llegó un amigo de Vois y me pidió a la gata que ya le había prometido. La gata era igualita a su madre y del mismo tamaño. Tuve miedo de regalarle a Rorty y no a su hija. Finalmente, después de varias comparaciones y pruebas, descubrimos quién era quién y él se llevó a la gatita. Los otros gatos se fueron por la escalera y supuse que no regresarían pero pensé que no era tan grave porque eran machos.

domingo 14 de febrero

Estábamos en la camioneta mi mamá, mi papá y mi hermana. Nos bajamos mi mamá y yo para entrar a una tienda y unos asaltantes entraron. Mi mamá se escondió en el segundo piso y yo debajo de las escaleras pero como mis piernas eran muy largas un asaltante me vio y apuntó la pistola en mi frente. Mientras lo veía yo pensé “por favor, ya, dispara o vete, dispara o vete, dispara o vete”. Finalmente se fue y me quedé tranquila pero luego me di cuenda de que sí me había disparado. Regresé a la camioneta mi hermana dijo “qué bueno que no te pasó nada” pero después vio el hoyo en mi frente y mi papá dijo que había traspasado mi cabeza. Me llevaron al hospital. Los doctores dibujaron la silueta de mi cabeza en una hoja de papel y con una regla trazaron el camino que había seguido la bala. Luego me dijeron que repasara la raya con un marcatextos amarillo pero yo no pude porque me sentía muy mareada. Me acosté en la camilla, me volví hacia la ventana y pude ver que había una alberca y tres hombres en traje de baño cantando algo en inglés. Seguí acostada, tenía mucho sueño y me quedé dormida. Me costó mucho trabajo despertar. Les pregunté a los doctores si no era peligroso dormir; tenía miedo de quedarme por siempre. Ellos me dijeron que no pero que mejor me pusiera a hacer lo que hacían los hombres de la alberca. Yo me levanté y traté de seguir las canciones que eran ejercicios para no quedarse idiota. Tenía que memorizarla y repetirla junto con algunos movimientos pero apenas podía coordinar los brazos. Me estaba quedando cada vez más idiota. La segunda estrofa no pude repetirla porque era muy larga y casi no la entendía. Luego los hombres se pusieron a bailar libremente. Supuse que ya no era necesario repetir de memoria y me puse a bailar también. Cada vez bailaba menos porque me sentía muy cansada y me detuve cuando la doctora me acostaba en la cama y me empezaba a suturar la frente. Luego me quedé dormida.